Arquitectos
Héctor Navarro Martínez
Fotografías
Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán y Rocío Romero)
Fin de obra
2020
Fabricante
El paisaje rural de Cantabria presenta situaciones muy desiguales. Durante las últimas décadas, algunas áreas se han visto negativamente afectadas derivado de un rápido crecimiento, mientras que otras han conseguido preservar su identidad urbana conformada por la arquitectura vernácula del lugar, principalmente construida en piedra, madera y cubiertas inclinadas de teja cerámica roja.
El proyecto parte de una investigación previa sobre la tipología tradicional de la casa llana, ejercicio que tiene como objetivo explorar soluciones contemporáneas que pongan en valor lo vernáculo. Esta tipología se identifica en viviendas. Constan de una única planta construida entre dos hastiales de piedra y cubierta a dos aguas. Espacialmente, la solana es el recurso espacial más característico de la casa llana. Se trata de un espacio cubierto ubicado en la orientación más soleada, destinado al desarrollo de todas aquellas actividades que se desarrollan en el exterior, tanto agrícolas y ganaderas.
El proyecto parte del esquema de esta tipología. Se proyecta una vivienda a dos aguas, con un marcado carácter longitudinal. A norte y sur, dos hastiales de mampostería enmarcan la construcción, reservando las fachadas este y oeste para soluciones de vidrio y madera. Ambos hastiales presentan huecos que consiguen colonizar los laterales norte y sur.
En la banda oeste se ubica la zona de noche y en paralelo, las zonas comunes organizadas en una solana híbrida que ha sido alterada mediante un acristalamiento parcial de la misma. En la fachada sur se ubica el porche, mientras que la norte se destina a zona de entrada. Entre una y otra, se organizan salón, comedor y cocina. Este espacio y la entrada se articulan mediante un habitáculo cerrado de madera que alberga un cuarto de instalaciones. Para poder entender las zonas comunes como una solana, resulta necesario proyectar un espacio continuo definido por una fachada de vidrio de marcos ocultos y juntas coincidentes con la estructura de pilares de madera en fachada que pretende desaparecer. Entre el porche y el salón, un volumen negro alberga la chimenea, permitiendo en todo momento organizar el mobiliario mirando hacia el exterior y apoderarse de las vistas del espectacular entorno. La cocina en isla y el comedor forman un conjunto que junto a los espejos de la pared trasera vuelven a introducir el paisaje del entorno en el interior.
En paralelo a esta banda, se organizan tres dormitorios y dos baños. El acceso se realiza desde las zonas comunes, evitando pasillos y articulando las distintas áreas dentro de este espacio continuo. En el eje longitudinal de la vivienda se proyecta un altillo cuyo uso cambia en función del tipo de estancia a la que sirve.
A nivel constructivo, se recupera un sistema tradicional consistente en montaje de bastidores de madera ligera con aislamiento integrado. La cubierta se ejecuta mediante un sistema de panel autoportante con aislamiento de poliuretano sobre el que se instala una cubierta ventilada de teja plana sobre rastreles. Se selecciona el modelo planum pues esta solución permite la sustitución de piezas por tejas solares a futuro. El estudio de la orientación, el carácter compacto de la construcción, el alto nivel de aislamiento térmico y la instalación de un equipo de aerotermia consiguen completar una vivienda de consumo casi nulo que pretende ser una propuesta sostenible en la que se fusionan lo tradicional y los sistemas constructivos contemporáneos.