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2019-2021

Arquitectos

Pauzarq (Aurtenetxe & Usabiaga): Felipe Aurtenetxe Pérez y Elene Usabiaga Usandizaga

Fotografías

Xabier Aldazabal

Fin de obra

2020

Fabricante

BMI

El encargo plantea la edificación de una vivienda unifamiliar en una parcela en pendiente, situada en el entorno natural de la ermita de Santiagomendi en Astigarraga. Se trata de un enclave privilegiado, desde el cual se dominan las magníficas vistas del litoral de Donostialdea.

El proyecto surge como respuesta al lugar, articulando el acceso desde lo alto de la ladera al sur, con las vistas hacia el mar Cantábrico al norte. De esta forma, el recorrido de acceso a la vivienda propone una secuencia que de forma gradual se adentra en el terreno, ocultando las vistas, para posteriormente mostrarlas con mayor fuerza desde el interior.

La nueva edificación se adapta a la pendiente de la parcela de modo escalonado, evitando los controvertidos cortes de terreno en ladera, y con una altura contenida en los sucesivos escalonamientos. Además, el empleo de cubiertas inclinadas con grandes aleros enfatiza su adaptación al entorno y al mismo tiempo genera una protección frente a los temporales del noroeste.

El acceso rodado y peatonal desde el exterior de la parcela se realiza a través de una rampa de suave pendiente que conecta el camino vecinal con una zona exterior cubierta, donde se ubican en Planta Sótano el garaje y una sala destinada a albergar las instalaciones. Este espacio de acceso semi-exterior funciona como antesala de la vivienda, dando acceso a la misma a través de una escalera de poca pendiente que salva el desnivel de un metro existente entre la planta baja de la vivienda y el citado espacio.

Volumétricamente, la nueva vivienda se compone de dos piezas rectangulares con distinta orientación y altura. Así, la propuesta busca una correcta posición de las distintas estancias en cuanto a su orientación y apertura de huecos en fachada. La zona de noche (habitaciones y baños) se agrupa distribuida en dos plantas (PB+P1) en la edificación de mayor altura, mientras que la zona de día, destinada a salón-comedor-cocina, conforma un único espacio en la pieza de menor altura. Esta pieza se gira respecto de la edificación principal, otorgando una mejor orientación para esta gran estancia. El encuentro entre estos dos volúmenes es el lugar de mayor tensión de la vivienda, tanto desde el punto de vista estructural como funcional y espacial. La verticalidad de este espacio bajo el gran lucernario de cubierta se contrapone a la marcada horizontalidad de las vistas sobre el paisaje.

La rotundidad de los dos volúmenes edificados contrasta con la disposición orgánica de los muros de urbanización, que se extienden por la parcela ayudando a la integración de la edificación en el lugar. Las distintas estancias de la vivienda cuentan con espacios exteriores, que permiten la extensión de los diversos usos hacia el exterior. Son espacios acotados y delimitados que propician su uso de una forma recogida.

Aunque no haya limitaciones municipales al respecto, la propuesta tiende a usar conceptos tomados de la arquitectura tradicional del entorno. Por ello, las fachadas se construyen mediante un sistema murario (termoarcilla) que sirve de apoyo a la cubierta, ejecutada mediante un sistema más ligero de entramado de madera (solivería). Tanto las particiones de la planta baja como el forjado de la planta primera se construyen con paneles de madera contralaminada.

En cuanto a los materiales empleados, en las terminaciones de fachada se emplean revocos naturales intercalados con zonas revestidas con piezas cerámicas, que ayudan a la composición de los huecos. Además, se incorporan otros materiales amables y empáticos con el entorno, como la teja cerámica de cubierta y la madera de la pérgola y el cerramiento del porche. Los muros de urbanización se realizan en hormigón texturado, mientras que los pavimentos exteriores se dividen en zonas revestidas con barro cocido y suelos continuos de hormigón desactivado.

Se presta especial atención a la obtención de un alto nivel de aislamiento térmico y a la supresión de puentes térmicos. Además, tanto el ACS como el sistema de calefacción mediante suelo radiante se alimentan a través de la instalación de un sistema de energía proveniente de fuentes renovables (aerotérmia).

El encargo plantea la edificación de una vivienda unifamiliar en una parcela en pendiente, situada en el entorno natural de la ermita de Santiagomendi en Astigarraga. Se trata de un enclave privilegiado, desde el cual se dominan las magníficas vistas del litoral de Donostialdea.

El proyecto surge como respuesta al lugar, articulando el acceso desde lo alto de la ladera al sur, con las vistas hacia el mar Cantábrico al norte. De esta forma, el recorrido de acceso a la vivienda propone una secuencia que de forma gradual se adentra en el terreno, ocultando las vistas, para posteriormente mostrarlas con mayor fuerza desde el interior.

La nueva edificación se adapta a la pendiente de la parcela de modo escalonado, evitando los controvertidos cortes de terreno en ladera, y con una altura contenida en los sucesivos escalonamientos. Además, el empleo de cubiertas inclinadas con grandes aleros enfatiza su adaptación al entorno y al mismo tiempo genera una protección frente a los temporales del noroeste.

El acceso rodado y peatonal desde el exterior de la parcela se realiza a través de una rampa de suave pendiente que conecta el camino vecinal con una zona exterior cubierta, donde se ubican en Planta Sótano el garaje y una sala destinada a albergar las instalaciones. Este espacio de acceso semi-exterior funciona como antesala de la vivienda, dando acceso a la misma a través de una escalera de poca pendiente que salva el desnivel de un metro existente entre la planta baja de la vivienda y el citado espacio.

Volumétricamente, la nueva vivienda se compone de dos piezas rectangulares con distinta orientación y altura. Así, la propuesta busca una correcta posición de las distintas estancias en cuanto a su orientación y apertura de huecos en fachada. La zona de noche (habitaciones y baños) se agrupa distribuida en dos plantas (PB+P1) en la edificación de mayor altura, mientras que la zona de día, destinada a salón-comedor-cocina, conforma un único espacio en la pieza de menor altura. Esta pieza se gira respecto de la edificación principal, otorgando una mejor orientación para esta gran estancia. El encuentro entre estos dos volúmenes es el lugar de mayor tensión de la vivienda, tanto desde el punto de vista estructural como funcional y espacial. La verticalidad de este espacio bajo el gran lucernario de cubierta se contrapone a la marcada horizontalidad de las vistas sobre el paisaje.

La rotundidad de los dos volúmenes edificados contrasta con la disposición orgánica de los muros de urbanización, que se extienden por la parcela ayudando a la integración de la edificación en el lugar. Las distintas estancias de la vivienda cuentan con espacios exteriores, que permiten la extensión de los diversos usos hacia el exterior. Son espacios acotados y delimitados que propician su uso de una forma recogida.

Aunque no haya limitaciones municipales al respecto, la propuesta tiende a usar conceptos tomados de la arquitectura tradicional del entorno. Por ello, las fachadas se construyen mediante un sistema murario (termoarcilla) que sirve de apoyo a la cubierta, ejecutada mediante un sistema más ligero de entramado de madera (solivería). Tanto las particiones de la planta baja como el forjado de la planta primera se construyen con paneles de madera contralaminada.

En cuanto a los materiales empleados, en las terminaciones de fachada se emplean revocos naturales intercalados con zonas revestidas con piezas cerámicas, que ayudan a la composición de los huecos. Además, se incorporan otros materiales amables y empáticos con el entorno, como la teja cerámica de cubierta y la madera de la pérgola y el cerramiento del porche. Los muros de urbanización se realizan en hormigón texturado, mientras que los pavimentos exteriores se dividen en zonas revestidas con barro cocido y suelos continuos de hormigón desactivado.

Se presta especial atención a la obtención de un alto nivel de aislamiento térmico y a la supresión de puentes térmicos. Además, tanto el ACS como el sistema de calefacción mediante suelo radiante se alimentan a través de la instalación de un sistema de energía proveniente de fuentes renovables (aerotérmia).

Santiagomendi

Arquitectos

Pauzarq (Aurtenetxe & Usabiaga): Felipe Aurtenetxe Pérez y Elene Usabiaga Usandizaga

Fotografías

Xabier Aldazabal

Fin de obra

2020

Fabricante

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