El proyecto parte del encargo de diseñar una nueva fachada para un edificio de viviendas de nueva construcción. De modo que la propuesta debía adaptarse a la estructura y tipologías de un edificio que ya se encontraba en fase de ejecución.

Un edificio con fachada a 3 calles y a un interior de isla abierto a una plaza, con dos chaflanes retranqueados, que reconoce sus visuales en escorzo y surge de esta condición con la máxima ventaja posible, construyendo una fachada con grosor y con sombras, que ayuda a fraccionar la visión longitudinal de la fachada principal.

De este modo nos encontramos unas esquinas macizas que relacionan el edificio con el plano horizontal, en las que el ladrillo antracita esmaltado toma protagonismo, y unos frentes abiertos a un espacio intermedio que incorpora una segunda piel, del que se apropian las viviendas.

Esta segunda piel, que mejora el confort climático y reconoce la domesticidad de un edificio de viviendas sin renunciar a mantener la privacidad con los vecinos enfrentados, se compone de un entramado de perfiles en U y unos paneles formados por tubulares de aluminio acabados en madera, que en sección tienen la misma altura que las carpinterías (2’2m) permitiendo una mayor entrada de luz por encima de éstas y enfatizando el juego de sombras con el entramado de ladrillo posterior.

Los huecos que interrumpen la trama se plantean como llagas verticales de arriba a abajo, y se materializan con carpinterías de aluminio y paneles ciegos acabados con chapa grecada (para resolver antepechos, cajas de persiana y tomas de aire) del mismo color que el ladrillo.

En planta baja, la estructura de pórticos metálicos con el vidrio reculado ayuda a dar profundidad para construir el basamento y dar presencia al edificio.