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2019-2021

Arquitectos

Horma estudio de arquitectura: Nacho Juan Ferruses, Clara Cantó Gago y José Iborra Marcos

Fotografías

Mariela Apollonio

Fin de obra

2020

Fabricante

El proyecto pretende responder a una esquina de manzana donde un alzado continuo, sin aristas, se ofrece para ser visto desde todos los ángulos, sin priorizar una mirada sobre otra. La curva, entendida como línea sin discontinuidad se convierte en la herramienta de trabajo para una vivienda que pretende formar parte del entorno que la rodea. Un zócalo de ladrillo resuelve el encuentro con la cota 0 y da apoyo el elemento continuo y estratégicamente perforado para manifestar la riqueza espacial de su interior. En su interior, la vivienda no obedece a órdenes preestablecidos, permitiendo a la sección descubrir espacios y vincularlos entre ellos para mantener la luz natural y la mirada siempre en movimiento.

El aparejo, minuciosamente colocado en fachada y acceso a la vivienda y sótano, da forma al zócalo o planta baja, sobre el cual apoya el volumen que materializa la planta primera y cubierta. En toda su fachada se descubren huecos que ofrecen luz natural a espacios muy concretos del interior.

La planta baja recoge el uso diurno de la vivienda, esta se entiende como un espacio único cuyos usos son configurados por distintas curvas y planos. El patio, fundido con el interior a través del vidrio y creado con este un espacio que podría ser único, pone fin al recorrido, en él, el granate de la cerrajería y el verde de la vegetación componen la frontera entre la vivienda y la calle.

El juego de alturas y entreplantas, permite que los espacios más privados y de uso individual se ubiquen en los siguientes niveles, siendo estos las habitaciones y el estudio. El recorrido ascendente finaliza en la planta cubierta, un espacio abierto y único donde la secuencia espacial y de usos viene de nuevo acotada por planos de distintas alturas y curvas. En ella la piscina acompaña en lenguaje y forma al resto del proyecto y se concreta como uno de los lugares singulares del mismo.

Ladrillo, vegetación y curvas son los elementos encargados de materializar una vivienda que aparentemente no sigue unos ritmos concretos, pero que sin duda está pensada y diseña al milímetro para sus nuevos habitantes.

más obras

Ladrillo viv. unifamiliar

más obras

Ladrillo viv. unifamiliar

Cal y canto

Arquitectos

Horma estudio de arquitectura: Nacho Juan Ferruses, Clara Cantó Gago y José Iborra Marcos

Fotografías

Mariela Apollonio

Fin de obra

2020

Fabricante

El proyecto pretende responder a una esquina de manzana donde un alzado continuo, sin aristas, se ofrece para ser visto desde todos los ángulos, sin priorizar una mirada sobre otra. La curva, entendida como línea sin discontinuidad se convierte en la herramienta de trabajo para una vivienda que pretende formar parte del entorno que la rodea. Un zócalo de ladrillo resuelve el encuentro con la cota 0 y da apoyo el elemento continuo y estratégicamente perforado para manifestar la riqueza espacial de su interior. En su interior, la vivienda no obedece a órdenes preestablecidos, permitiendo a la sección descubrir espacios y vincularlos entre ellos para mantener la luz natural y la mirada siempre en movimiento.

El aparejo, minuciosamente colocado en fachada y acceso a la vivienda y sótano, da forma al zócalo o planta baja, sobre el cual apoya el volumen que materializa la planta primera y cubierta. En toda su fachada se descubren huecos que ofrecen luz natural a espacios muy concretos del interior.

La planta baja recoge el uso diurno de la vivienda, esta se entiende como un espacio único cuyos usos son configurados por distintas curvas y planos. El patio, fundido con el interior a través del vidrio y creado con este un espacio que podría ser único, pone fin al recorrido, en él, el granate de la cerrajería y el verde de la vegetación componen la frontera entre la vivienda y la calle.

El juego de alturas y entreplantas, permite que los espacios más privados y de uso individual se ubiquen en los siguientes niveles, siendo estos las habitaciones y el estudio. El recorrido ascendente finaliza en la planta cubierta, un espacio abierto y único donde la secuencia espacial y de usos viene de nuevo acotada por planos de distintas alturas y curvas. En ella la piscina acompaña en lenguaje y forma al resto del proyecto y se concreta como uno de los lugares singulares del mismo.

Ladrillo, vegetación y curvas son los elementos encargados de materializar una vivienda que aparentemente no sigue unos ritmos concretos, pero que sin duda está pensada y diseña al milímetro para sus nuevos habitantes.

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