Arquitectos
Sol89 Arquitectura: María González García y Juanjo López de la Cruz
Fotografías
Fernando Alda
Fin de obra
2020
Fabricante
Los espacios activos
Una vivienda urbana con un extenso programa familiar como ésta, precisa de un nutrido número de espacios menores tan importantes para la vida doméstica como los que solemos llamar principales. Baños, aseos, cocinas, lavaderos, tendederos, salas de instalaciones, almacenes, roperos, jardineras, escaleras, bicicleteros y terrazas constituyen un repertorio de espacios activos tan decisivos para la casa como aquellos dedicados a la estancia reposada.
La planta central
La geometría del solar, un cuadrado de diez metros de lado con tres medianeras y fachada orientada al sur, y su ubicación en el límite de un barrio de baja densidad enfrentado a una calle con mucho tráfico, sugieren desplazar esta colección de pequeños espacios al perímetro del solar, liberando el centro del cuadrado para los lugares de estancia que quedan protegidos por un doble cinturón de recintos de almacenamiento e instalaciones.
El límite grueso
Una doble caja muraria de ladrillo caravista de Malpesa, la exterior de formato inglés y la interior de formato castellano, regruesa los límites del solar y alberga los cuatro pilares de hormigón retranqueados respecto a las medianera sobre los que se apoyan las losas aligeradas de cada planta. Las estancias con instalaciones húmedas se disponen en el anillo exterior permitiendo su ventilación natural y asociando las columnas de instalaciones a los cuatro soportes de hormigón.
Los espacios intermedios
Una cuarta parte del cuadrado interior queda reservado para el patio al que se vuelcan el estar-cocina y el dormitorio principal, mientras que los otros tres dormitorios quedan protegidos del fuerte soleamiento sur por la logia conformada por la piel gruesa, permitiendo dotar de la escala precisa a los huecos desde el interior doméstico y hacia el exterior urbano. En el acceso a la casa, la doble fachada genera un zaguán donde dejar las bicicletas y con el que conciliar el encuentro entre lo público y lo privado. Por último, la escalera de un tramo inserta entre las dos cajas de ladrillo a modo de adarve asegura accesos independientes a las distintas plantas, permitiendo alcanzar la cubierta que se concibe como un lugar de celebración familiar ajeno a la intimidad de la casa.
La construcción como lenguaje
La pretensión de incorporar el espacio del patio al salón sugiere utilizar el mismo material para confundir los límites entre el interior y el exterior. La materialidad del ladrillo grisáceo caravista que reduce el futuro mantenimiento de la casa, utilizado también en los suelos exteriores junto a los rasillones cerámicos de la cubierta, y el entrevigado de los forjados de hormigón, amplían la percepción de las estancias y dota al espacio de una expresión constructiva que matiza la abstracción de la planta.